INTRODUCCIÓN
Desde que el hombre es hombre, éste ha tenido la necesidad de expresarse y una de las maneras de hacerlo es: a través del arte y, como tal, de la escultura. Una de las primeras esculturas que conservamos fue hecha hace unos 35.000 años.
Puedes leer más información sobre ello en:
En este apartado del Blog comentaré y proporcionaré información sobre la relación entre la escultura y uno de los motivos que más ha influido en ella y que ha tratado de diferentes maneras a lo largo de su historia: EL MOVIMIENTO.
¿PERO QUÉ ES UNA ESCULTURA?
Si quieres saber su definición, según la Real Academia Española, pincha en el siguiente enlace:
¿Coincides con la visión de la Real Academia Española? ¡Seguro que no! Estos académicos parece que no estuvieron muy atentos en sus clases de arte. Se puede hacer una escultura sin tener que modelar, tallar, esculpir, hacer una fundición o un vaciado. ¿Se te ocurre a ti otra manera? Seguro que sí.
Hoy en día no es muy sencillo clasificar una obra de arte dentro de una especialidad específica ya que, muchas de ellas, comparten fundamentos y características de varias disciplinas. Una obra escultórica se distingue de las demás por poseer tres dimensiones, tener un volumen y dialogar con el espacio.
En relación con el tema del movimiento –que vamos a tratar-, podemos clasificar las obras que veremos, y deberás identificar, en:
1. ESCULTURAS FIJAS QUE PRETENDEN CAPTAR LA SENSACIÓN DE MOVIMIENTO MEDIANTE LA TÉCNICA PROPIA O MEDIANTE EL EMPLEO DE TRUCOS ÓPTICOS
2. ESCULTURAS QUE SE MUEVEN MEDIANTE FUERZAS NATURALES O MECÁNICAS
3. ESCULTURAS CAMBIANTES QUE SE TRANSFORMAN DEBIDO A LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS MATERIALES CON LAS QUE FUERON HECHAS O POR MOVIMIENTOS NATURALES EXTERNOS A ELLAS
4. ESCULTURAS VIVIENTES
Si te apetece saber más sobre los orígenes de la escultura puedes hacerlo leyendo el artículo publicado en el siguiente enlace:
¿CUÁNDO PIENSAS EN UNA ESCULTURA, EN QUÉ MATERIAL TE LA IMAGINAS?
Si pensamos en la palabra escultura ¿en qué material estás pensando? Antes de seguir leyendo ¡contesta!
¿Era la piedra? Parece ser que, así como los miembros de la Real Academia Española, hacemos esa asociación al imaginar las esculturas clásicas que vimos en los libros del colegio. Por eso, la idea de escultura se encuentra ligada a pesadez, inmovilidad y durabilidad… Y en cierto modo es cierto, pero no por ello los artistas renunciaban a captar el movimiento. Como veremos, incluso empleando maza y cincel, se puede inferir el movimiento en este material.
La escultura, en sus comienzos, intentaba representar seres humanos y/o divinos. No olvidemos que incluso los dioses, en la mitología, también tienen apariencia humana y, como nosotros, son seres móviles. Éstos no podrían realizar sus hazañas si no pudieran moverse. Capturar ese movimiento y congelarlo, empleando diferentes materiales y técnicas, será una motivación para los escultores y caracterizarán los periodos de la Historia del Arte que les tocó vivir.
Sin lugar a dudas, a más de un escultor le hubiera gustado poseer los poderes de Medusa y poder petrificar aquello a lo que mirara; aunque somos nosotros los que nos podemos quedar de piedra al ver un par de maravillosas obras que representan a la Gorgona como el Perseo con la cabeza de Medusa, de Cellini (1554); y la Medusa de Bernini (1630)).
1. ESCULTURAS FIJAS QUE PRETENDEN CAPTAR LA SENSACIÓN DE MOVIMIENTO MEDIANTE LA TÉCNICA PROPIA O MEDIANTE EL EMPLEO DE TRUCOS ÓPTICOS
En la Victoria alada de Samotracia, también conocida como Victoria de Samotracia y Niké de Samotracia - que fue realizada hacia el año 190 a.C.- podemos apreciar la intención de representar el movimiento por el escultor. Fijándonos en la pierna derecha de la figura, situada sobre la popa de un navío, percibimos la sensación del viento que choca y “mueve” las finas telas de su vestimenta durante su avance en alta mar. Este dramatismo es característico de la Escuela Escultórica Rodia.
Pertenecientes a la misma escuela también son Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas; los autores de Laocoonte y sus hijos (realizada en el s. I o II a.C.). En esta obra se capta el momento de máxima emoción y el más expresivo de la acción: el más dramático. Podéis leer un genial artículo sobre la historia del Laocoonte, su origen e historia de la obra –muy interesante- en el siguiente enlace:
Las características de este tipo de esculturas se perdieron en el tiempo a lo largo de muchísimos años. Hasta el Renacimiento no volvemos a atisbar esa sensación de movimiento, pero hasta el Barroco no la percibimos con ese pasado grato esplendor. En esta época los artistas vuelven a intentar captar ese naturalismo, esos gestos, esos sentimientos, esa teatralidad, esa vitalidad, esa energía, esa fugacidad, esos momentos, esos movimientos… de la vida real.
En La piedad de Miguel Ángel (realizada entre 1498 y 1499) la Virgen tiene un rostro pasivo y agradable, a pesar de estar sosteniendo a su hijo muerto. No tiene energía ni expresión. No tiene drama. A pesar de ello, percibimos el movimiento de la acción por los pliegues de las telas, aunque semejan un poco pesadas y rígidas.
Por el contrario, en el Apolo y Dafne de Bernini (realizado entre 1621 y 1624) podemos apreciar el dramatismo de la situación. El autor refleja varios momentos de la metamorfosis de la ninfa sobre la misma pieza, haciendo que interactuemos con ella necesitando movernos a su alrededor para ir descubriendo cómo se convierte en árbol al ser tocada por el Dios. Os animo a ver más obras de este espectacular artista en las que podréis ver un dramatismo espectacular y sensaciones de movimiento esplendorosas -producidas al representar los momentos más tensos de cada acción-.
Bajo el título de La danza, de Carpeaux (hecha en 1869) recordamos el movimiento del acto, tal y como los barrocos intentaban capturar.
En Rodin, además del movimiento de la acción que simulan las figuras representadas, podemos apreciar otro. Éste es el de la fuerza y los gestos que el que él mismo ejerció sobre los materiales, perfectamente cuidados y disimulados en el pasado –que nos recuerdan a las obras inacabadas de Miguel Ángel-. Gracias su modo de trabajo conseguimos adivinar los procedimientos y útiles que empleó para realizarlas.
Rodin, al contrario que sus predecesores y contemporáneos, apenas trabajó la piedra. Fue uno de los mejores modeladores de barro de toda la historia y eran sus ayudantes quienes las pasaban al otro material. Así como en las esculturas barrocas, en las realizadas por autor tenemos la necesidad de movernos alrededor de ellas. También como los barrocos, Rodin se preocupaba por la expresión de sus esculturas, la luz y la atmósfera que las rodeaba.
A continuación os muestro La Danaide (realizada en 1885) y que podréis ver desde distintos puntos de vista si pincháis sobre este enlace: http://www.buysculpture.com/es/product/id-36w/rodin_cuerpo_de_mujer_en_piedra_-_la_dana%C3%AFde.html
Después de que Rodin cambiara el camino de la escultura en la historia del arte, otros comenzaron a trabajar con materiales “menos nobles” como el barro, donde podían dejar sus improntas, donde podemos ver sus gestos e intuir los movimientos que emplearon para su realización. Muchas de estas esculturas fueron posteriormente pasadas a bronce o piedra. Medardo Rosso hacía sus obras, principalmente, en yeso y cera. La siguiente fue hecha con esos materiales y realizada entre 1892 y 1893. Se llama Niño hebreo.
En 1909 Marinetti publica en el diario francés Le Figaro el Manifiesto del Movimiento Futurista. En él se hace referencia explícitamente la belleza de la velocidad, íntimamente ligada al término e idea de modernidad. Podéis leerlo pinchando sobre el siguiente enlace y, una sugerencia, leer el punto cuatro:
Los futuristas, en todas las facetas artísticas, estaban obsesionados con la velocidad. Boccioni escribió el Manifiesto de la Escultura Futurista en 1912 donde podemos leer:
“Deshagámonos de todas ellas, y proclamemos la supresión absoluta y definitiva de la línea finita y de la estatua de forma cerrada, abramos el cuerpo en canal, incorporándole lo que le rodea.”
Con este objetivo debían incorporarse a la escultura todo género de materiales y menciona la posibilidad de incorporar motores para que las esculturas se muevan realmente.
La siguiente escultura pertenece a Boccioni, cuya sensación de movimiento viene dada por la colocación de los planos en el espacio y sus formas. El título también acompaña a la sensación: Formas únicas de continuidad en el espacio (hecha en 1913).
No pasa mucho tiempo desde la ejecución del citado manifiesto hasta que las esculturas, en realidad, se empiezan a mover. La intención de captar un instante, un momento y un movimiento se substituye por la acción de mover.
Aún así, habrá gente que trate de transmitir la sensación de movimiento en las imágenes tridimensionales fijas que producen. Uno de ellos será Jesús Rafael Soto. Así como sus pinturas no se mueven –porque también fue pintor-, sus esculturas tampoco, pero percibimos la ilusión de movimiento en nuestra mente tras permanecer un rato observándolas.
Estos párrafos, escritos por el artista ejemplifican lo explicado hasta ahora en el Blog y lo relacionan con la pintura, la disciplina con la que él mismo comenzó a hacer arte.
“La idea de introducir el movimiento en la pintura es tan antigua como el mismo arte. Tal vez aparezca de forma más evidente en algunas obras como las de Miguel Ángel o de los artistas barrocos, en los cuales el deseo de proyectar las figuras en el espacio y dar la ilusión de que se están moviendo hacia todos los lados cobra una insistencia a veces obsesiva.
De forma más conceptual, es con Cézanne y con los cubistas cuando empieza a aparecer una «cuarta dimensión» dinámica, que al cabo terminará por concretizarse en casos aislados como las máquinas de Gabo y Duchamp, o los «móbiles» de Calder.
Pero creo que es mérito de nuestra generación el haber conseguido que se asumieran, de forma ya irreversible y a escala mundial, el arte transformable y la participación del espectador. Con nuestra generación, me refiero a todos los artistas cuyo proceso es marcado, en su inicio, por el choque revolucionario de los descubrimientos de la ciencia moderna respecto a la inestabilidad de la materia y la ambigüedad del espacio, a la vez que se apoya en la noción de estructura pura. Esa noción desarrollada a través de vías y medios muy diversos permitió una verdadera introducción del movimiento en la obra de arte, en lo que viene a llamarse «arte cinético».
Debo añadir que nunca hemos hablado entre nosotros de cinetismo sino siempre de arte cinético, pues de ninguna manera hemos considerado el desarrollo individual de nuestras investigaciones como «ismo», ni como una escuela o un movimiento.”
“Mañana como ayer mi arte permanecerá vinculado a lo aleatorio, absteniéndose de querer expresar lo definitivo, lo inmutable. Pues nunca he procurado mostrar la realidad inmovilizada en un determinado momento, sino al contrario revelar el cambio universal cuya temporalidad e infinitud son valores constitutivos. El universo, para mí, es aleatorio. Mi obra también debe serlo.”
Podéis encontrar más información sobre él y su obra en su página web:
Peter Jansen también representa el movimiento en figuras inmóviles, de un modo para nada clásico. La siguiente obra, tridimensional, nos recordará al Desnudo bajando una escalera, bidimensional, de Duchamp.
Si te gusta, puedes ver más obras suyas en:
http://humanmotions.com/
2. ESCULTURAS QUE SE MUEVEN MEDIANTE FUERZAS NATURALES O MECÁNICAS
En 1913 Marcel Duchamp hace Taburete y rueda de bicicleta. Esta obra fue considerada como el primer ready-made de la historia. El autor dijo que éste surgió como un divertimento, pues le resultaba agradable observar como desaparecían los radios al girar la rueda. Además de hacer arte con objetos encontrados, Marcel Duchamp fue uno de los primeros artistas en hacer arte cinético.
Hoy en día se conoce como arte cinético, aquellas obras que causan al espectador movimiento e inestabilidad, gracias a ilusiones ópticas, que cambian de aspecto según el punto desde el que son contempladas o por la luz que reciban (un ejemplo pueden ser los anuncios luminosos). También están incluidos dentro de este movimiento los móviles sin motor y las construcciones tridimensionales con movimiento mecánico.
Si a partir de ahora las esculturas se mueven –y teniendo en cuenta que nosotros también- tendremos muchísimas más perspectivas y visiones de la misma. Ya no sólo interactuamos con ellas con nuestra mirada y con nuestro movimiento alrededor de ellas: ahora podemos moverlas, accionarlas, tocarlas...
La acción de estas obras móviles no son representadas, son presentadas. Este tipo de obra y sus mecanismos de acción, en algunos casos, introducen otro elemento: el sonido de sus piezas al moverse.
En 1920 Naum Gabo –junto con Antoine Pevsner- redactan el Manifiesto Constructivista o realista. En él rechazan “el error heredado ya del arte egipcio, que veía en los ritmos estáticos el único medio de creación plástica” y quisieron reemplazarlos por los ritmos cinéticos: “formas esenciales de nuestra percepción del tiempo real”. Gabo hizo coincidir esta manifestación con su primera obra cinética.
Más adelante, Alexander Calder llevó la escultura cinética a otro nivel. En Duchamp hacía falta que uno mismo girara la pieza, mientras que las realizadas por Calder se movían con el viento. Éste divertido artista dijo aquella frase de:
“¿Por qué tiene que ser estático el arte? El siguiente paso en la escultura es el movimiento”.
En su página web y pinchando en este enlace podéis ver muchas de sus interesantes obras:
Jean Tinguely también es un artista del movimiento. Hacía obras con materiales industriales usados, que se debatían entre lo escultórico y lo maquinal. Éstas, a diferencia de las esculturas/móviles de Calder, funcionan con motores. En estos enlaces podéis ver trabajos de este artista en funcionamiento:
Julio Le Parc es un artista argentino que intenta provocar una sensación de fascinación y asombro en el espectador con sus obras. Emplea diferentes materiales para crear imágenes y formas caleidoscópicas, llenas de juegos visuales, etc. Algunas de ellas se mueven en realidad y otras, por la contra, parecen hacerlo mediante juegos visuales. Pinchando sobre el siguiente enlace podéis leer algunas proposiciones sobre el movimiento que el artista escribió en 1960:
En la misma página, en el apartado de Continuales Móviles y Contorsiones podéis ver videos y leer las experiencias y reflexiones que llevaron al artista a hacer tales obras.
Las esculturas de Lyman Whitaker reflejan el movimiento del viento con el que se mueven. El artista las hace grandes, pequeñas, etc. y las coloca en solitario o en grupo, haciendo que bailen al ritmo de la naturaleza. Algunas son espirituosas y dinámicas, otras más sobrias y elegantes, pero nunca se mueven muy rápido. En este video podéis ver algunas de sus obras:
Theo Jansen construye grandes figuras imitando esqueletos de animales que son capaces de caminar usando la fuerza del viento y que ellas, al mismo tiempo, moldean con su paso diseñando “una nueva naturaleza”. Sus trabajos son una fusión entre arte e ingeniería. El mismo artista dijo:
“Las barreras entre el arte y la ingeniería existen sólo en nuestra mente".
En este enlace podéis ver algunos de sus asombrosos “bichos” en plena acción, caminando por la playa:
3. ESCULTURAS CAMBIANTES QUE SE TRANSFORMAN DEBIDO A LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS MATERIALES CON LAS QUE FUERON HECHAS Y POR MOVIMIENTOS NATURALES EXTERNOS A ELLAS
Desde hace unos cuantos años, como vimos, los materiales con los que uno puede crear esculturas no se restringen sólo a la piedra, la madera o el metal. Posiblemente, y tras ver estos últimos ejemplos, si ahora vuelves a pensar en una escultura y te preguntamos en qué material estás pensando ya no contestes: la piedra.
La piedra era sinónimo de pesadez, rigidez, inmovilidad y durabilidad, aunque hubo y hay grandes maestros que, como también vimos, son capaces de darnos la sensación de fragilidad y movilidad con ese material. En las obras de Rodin y Rosso pudimos percibir los movimientos y gestos que éstos hacían sobre sus piezas, luego pasadas a otros materiales; pero el movimiento del que hablaremos ahora es totalmente diferente. Este movimiento forma parte de la vida de la obra. En ellas, la elección del material será fundamental. Hablamos del Land Art y las obras efímeras.
Los artistas que emplean elementos naturales y los colocan en su entorno hacen que éstos siguan su vida natural, por lo que suelen finalizar desapareciendo. El agua, el sol o el viento, que en otras ocasiones actuaba como fuente de alimentación de las esculturas y propiciaban su movimiento, pondrán en estos casos fin a las obras o formarán parte de ellas.
Los 400 postes de acero inoxidable que Walter de María puso en su Campo de relámpagos atraen los rayos de las tormentas del Desierto de Nuevo México en el que se encuentran.
Andy Goldsworthy hace esculturas con materiales efímeros: ramas, hojas, hielo, etc. que suelen desintegrarse volviendo a formar parte de la naturaleza primigenia. Puedes ver parte de sus obras en su página web (http://www.goldsworthy.cc.gla.ac.uk/) y conocerle mejor y ver cómo trabaja en su documental Rivers and Tides, cuyo tráiler os pongo a continuación:
En las obras de Richard Long el movimiento y, como consecuencia, el tiempo también juegan un papel fundamental. En su página web, en el apartado de Esculturas puedes ver más obras suyas:
Otros artistas de menos renombre también trabajan con materiales como arena, como podéis ver en estos enlaces:
O con hielo:
Tras ver estas obras en las que a priori, seguramente, pensabas que no tenían nada que ver con el movimiento, finalmente tienen mucho que ver. Si el mundo no se moviera alrededor de ellas, éstas no nacerían, no vivirían y no morirían. Sin el movimiento natural del paso del tiempo y lo que ello conlleva estas obras no tendrían razón de ser.
4. ESCULTURAS VIVIENTES
Otro tipo de esculturas son las vivientes: personas que se maquillan y disfrazan para aparentar ser una escultura y que se sitúan en las calles esperando a que los transeúntes les den una moneda, momento en el que se mueven.
Puedes conocer el origen de estas esculturas y muchas cosas más en el siguiente enlace: